San valentín es una fecha muy dulce con infinidad de posibilidades para celebrarlo. Para gustos, los colores. Yo no sé si son mis ansias de que llegue la primavera, de ver todo lleno de flores, pero me apetecía tejer una abeja para celebrar San Valentín. Esta festividad siempre me recuerda una experiencia que quiero contártela.
Muchas parejas y no tan parejas suelen regalarse flores como símbolo de su amor. Generalizando en exceso, un espléndido y hermoso ramo de rosas rojas. Las floristerías se lo suelen currar mucho para dar la talla, la verdad. Desde poner tarjetas originales, obsequios, y todo con la mejor de las intenciones para satisfacer todas tus necesidades.
Sin embargo, hace un tiempo contemplé algo que me llegó hondo y quiero compartir esta historia contigo.
Una vecina, muy alegre ella, cada vez que llegaba San Valentín terminaba enfadada ese día. Todos los años su pareja le regalaba una pequeña maceta con una flor sencilla pero bonita. Ella no entendía porque su marido era un aburrido y repetitivo con los detalles, siempre los mismos gestos cada 14 de febrero. Mi vecina le explicaba una y otra vez que lo que ella quería era un gran ramo de rosas rojas vistosas y alegres que se vieran desde cualquier ángulo de la calle colocadas en el centro del balcón de su casa. Hasta que hace dos años, harta de su marido, le echó en cara que nunca la escuchaba y nunca entendía sus deseos, cansada ya, le preguntó: ¿por qué? ¿Por qué él le regalaba una maceta con una única flor dentro? A caso, ¿no la quería?
Él, lejos de enfadarse, le respondió de forma directa: << El día de San Valentín, nos recuerda que hay que celebrar el amor, yo te tengo a ti para festejarlo. Cada año que pasa, vivimos muchos momentos buenos y no tan buenos, pero que las malas experiencias nos hace fortalecernos como pareja, que crezcamos y nos unamos más para afrontar las siguientes adversidades que la vida nos depara. De todas las flores que hay en la floristería, busco una que me recuerde a todo lo que hemos vivido este año, busco una única flor que me recuerde a ti. Sin embargo, no la quiero cortada, al tiempo se marchita y se muere. Yo quiero ver a la flor crecer, quiero verla fortalecerse como nuestra relación.>>
La calle donde vivimos es muy neutral, las casas son sencillas de colores bonitos y discretos excepto una casa con balcón. Actualmente, dicha casa, tiene un balcón hermoso lleno de colorido, con flores de todo tipo que alegran la vista. Cuando pasé por allí, le pregunté a mi vecina que porqué dejaba a la intemperie una flor tan pequeñita frente a las otras grandes y hermosas, ella me respondió: <<para que crezca y se haga fuerte a las adversidades, una vez fuerte, podrá sobrevivir en cualquier sitio>>. Luego, me contó la historia que con su permiso te he contado a ti en mi blog.